
Pero ante la posible erradicación del colapso financiero con dicho rescate, estamos en la tesitura de quien sabe que un familiar ha tenido un grave accidente temiendo lo peor. Y cuando el médico sale de la UCI y nos anuncia que el paciente ha salido del quirófano con vida, la gravedad de su estado nos parece un mal menor ante el pensamiento de no volver a verle nunca más. El Sistema Financiero sobrevivirá con el rescate democrata-republicano que se aprobará sí o sí, pero el paciente sigue con un pronóstico más que grave, reservado. Creo que sería interesante releer el artículo: El Paciente Americano, que con fecha de diciembre 2007 nos da la visión del panorama que veíamos hace 9 meses, toda una eternidad en esta era tan convulsa que nos ha tocado vivir peligrosamente.
Como decíamos al principio, a pesar de que el Sistema vaya a sobrevivir, el porvenir socio-económico es devastador. Vamos a sufrir una regresión en la riqueza y en el bienestar social de varias décadas. Y los que minimicen el panorama diciendo que tan sólo se trata de una crisis cíclica como tantas se han visto, se equivoca, es un iluso o miente de forma políticamente correcta. La locomotora que solía tirar del resto del planeta desde la II Guerra Mundial ya no va a poder hacerlo en los próximos años.

Ya no podemos hablar de apretarse el cinturón, sino de un cambio de vida sustancial que centenares o miles de millones de personas deberán (deberemos) hacer en los próximos años. Un entorno dramático aunque paulatino, en el que abundarán, más que nunca, las oportunidades camufladas entre la devastación que la crisis provocará a su paso.
No puedo más que sorprenderme extrañamente al releer Érase una vez...a finales del s. XX, artículo que escribimos hace más de medio año. Un ejercicio lúdico de economía-ficción que cada día cobra más desgraciado sentido. Desde el 11-S (WTC) tan sólo han pasado 7 años y el mundo es distinto. Pero tan sólo es el principio de lo que está por venir. Un futuro histórico, apasionante e incierto como jamás se ha visto, producto de la riqueza virtual conseguida, de la globalización y de nuestra mala cabeza, respectivamente.
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