domingo, 29 de julio de 2007

El Inversor Resiliente.

Vaya por delante que las reflexiones que voy a hacer a continuación se refieren a un perfil de inversor medio con capacidad media y preparación para el mundo financiero baja, o sea la mayoría de la población que tenga poder adquisitivo suficiente para pensar en invertir más allá de llegar al final de cada mes. Lógicamente muchos de los lectores sobresalen honrosísimamente de este perfil medio y no deben sentirse identificados. Pero por nuestra experiencia en consultas de todo tipo podemos afirmar que lo que les sucede a los inversores que a continuación trataremos de explicar es desgraciadamente muy habitual. Pensamos que ayudando a identificar los problemas damos pasos hacia poder resolverlos o evitarlos de algún modo. De la misma forma como hay empresas especializadas en hacer otras empresas más resilientes, también es vital desde el punto de vista de Counsellors que consigamos hacer más resiliente al inversor.

Los patrimonios de muchos inversores sufren los ciclos sectoriales que palían con sus propios sueldos. Estos inversores mantienen sus ingresos más o menos fijos procedentes de sus rentas laborales, y utilizando esa base económica realizan sus pinitos en renta variable, inversiones en energías alternativas, inmuebles, productos financieros mixtos recomendados por sus gestores, etc. La mayoría pasan compulsivamente de un tipo de inversión a otro, según les haya ido. Es frecuente encontrar quien después de un annus horribilis de bolsa, queda escaldado por unos años durante los que desprecia vehementemente los males de los mercados variables. Normalmente pasan de un extremo a otro invirtiendo desmesuradamente en ladrillo o incluso en RF al 3% anual. Pero todo pasa, y la tentación de ver cómo sus amigos se forran 5 años después, en cualquier fondo de renta variable termina por borrar de su memoria las amargas palabras que pronunció su gestor financiero: "La corrección está siendo más severa de lo esperado, pero ahora se empiezan a encontrar muy buenas oportunidades, debería aportar más capital para promediar y sacar provecho de las caídas...". Indefectiblemente, justo cuando decidieron salvar los muebles y cambiar de estrategia, las bolsas empezaron su recuperación fulgurante. Poco después el desorientado, pero orgulloso inversor medio (a nadie nos gusta reconocer nuestros defectos y fracasos) intentará poner en el mercado unos inmuebles acumulados enfermizamente y sobrevalorados, en plena caída del sector. Y no sólo por la finalidad de cambiar la estrategia hacia la bolsa y "dejar de hacer el tonto al 3%", sino porque los compromisos hipotecarios asumidos ya resultan peligrosamente incómodos cuando los inmuebles dejan de aumentar un 25% anual entre la compra sobre plano y la entrega de llaves.

Lo mismo ocurre en otras estrategias de inversión con productos financieros varios: Cuando se pierde en petróleo se pasa a metales preciosos, a acciones preferentes, especulación en divisas, etc. Incluso si acertamos en los productos y gozamos de meses de bonanza, nuestros propios gestores-asesores (angelitos...) se encargarán de hacernos cambiar de unos a otros dependiendo de "la oferta del día" que deban colocar. Las inversiones en negocios ajenos pueden terminar de ponerles "la pierna encima para que no levanten cabeza".

Resultado de estas "estrategias" de inversión a lo largo de las décadas: Potpourri caprichoso, inconexo, promiscuo y por supuesto caro. Bandazos en la trayectoria de inversión que nada tendrá que ver con los objetivos vitales de sus familias. Ese "ahí me he pillado los dedos, me voy allá para recuperar lo perdido", no terminará en tragedia si al menos les queda algún inmueble pagado de su paso por el Real Estate.

Algunos podéis pensar que estamos dramatizando en exceso, ya que si llegada nuestra vejez nos queda algún inmueble y algo más, será que no lo hemos hecho tan mal al final de nuestra trayectoria errática. Aquí lamento discrepar porque debemos tener muy en cuenta lo que dijimos al principio del post: La capacidad de generar ingresos procedentes de nuestra actividad laboral a lo largo de nuestras vidas. Los ingresos laborales que somos capaces de generar durante toda nuestra edad productiva, el paso de los años y el interés compuesto, hacen milagros. Si descontamos todos estos ingresos, obviamente después de deducir los gastos de la propia familia, lo que generaría el excedente con un interés compuesto muy moderado sorprendería a más de uno. Probablemente muchas familias tendrían incluso más activo que el que han conseguido después de arriesgar, ganar y perder cíclicamente sus excedentes en inversiones y negocios varios.

Con esto qué queremos decir: Simplemente que muchas aventuras inversoras de la mayoría acabarían en tragedia si no tuvieran un excedente procedente de sus actividades laborales que les ayuden puntualmente a paliar los desastres que sufren en bolsa, negocios, productos financieros y aunque algunos todavía no lo crean, también desventuras inmobiliarias. Si disociamos estrictamente nuestros ingresos laborales de nuestra economía de inversión, veríamos que tan sólo las realizadas con cierto criterio y rigor se sustentan por sí solas. El resto, en un momento u otro de nuestras vidas, suele necesitar la inyección de activos procedentes de nuestros sueldos o herencias. Esta falsa resiliencia (en la aplicación psicológica del término) viene dada por la capacidad regeneradora que tienen las rentas procedentes del trabajo de los propios inversores. Si disociamos dichas rentas laborales de nuestra economía de inversión, probablemente nos resulte evidente que nuestra capacidad de levantarnos después de un batacazo inversor no es tal. Muchos de los inversores no son verdaderamente resilientes sin la ayuda de sus sueldos, ergo necesitan asesoramiento patrimonial independiente o un cambio de estrategia radical, por el bien del futuro de sus familias. La capacidad productiva laboral debe soportar en muchos casos los errores y fracasos inversores del individuo, minimizándolos hasta el punto de distorsionar la visión que tenemos de nuestras propias capacidades de creación de riqueza al margen de nuestro trabajo.

Manteniendo dicho rigor en disociar nuestras dos economías, nuestras aventuras inversoras se deberían financiar vía créditos. Así "forzosamente" la inversión en sí misma debería ser capaz de amortizarse, haciéndose totalmente evidente nuestra capacidad para generar buenas inversiones a lo largo de nuestras vidas. Un viejo amigo solía decir: "Si un negocio no da ni para pagar los intereses del banco, vaya mierda de negocio." Podríamos entonces acumular los excedentes de los ingresos profesionales y recapitalizarlos en renta fija, ya que los riesgos de otro tipo de inversiones ya lo asumiríamos de forma independiente. De este modo crearíamos auténticos planes de ahorro blindados para nuestra vejez, a la vez que seríamos conscientes de nuestras limitaciones y capacidades en el terreno inversor.

En cuanto a la capacidad de crear riqueza añadiría:
"Todos somos capaces de generar buenas inversiones, simplemente debemos asesorarnos por alguien que nos evite generar un buen número de malas."
Si lo conseguimos habremos alcanzado el estatus de Inversor Resiliente, en una de sus acepciones referente a la capacidad de crecer sano en un entorno insano. Interesante concepto, ¿no os parece?

viernes, 27 de julio de 2007

El Crowdsourcing y la cartera de RV autogestionada.

La globalización, internet, la velocidad de la información, la popularización de la formación académica, el intercambio inmediato de conocimientos y experiencias en todo el planeta, la posibilidad de inversión globalizada, etc... Todos estos conceptos podríamos vincularlos con el crowdsourcing y la relación de amor-odio entre los pequeños inversores y la Renta Variable.

Hace unos pocos años apenas unos cuantos inversores se atrevían a invertir su dinero en bolsa tomando sus propias decisiones. Y los que lo hacían debían formar parte de una élite de businessmen que operaban con volúmenes medios a través de brokers asignados en las grandes empresas especializadas que, paternalmente, se ocupaban de aconsejar el mayor número posible de movimientos de cartera con vampirescas intenciones. El pequeño inversor debía abstenerse o conformarse con lo que su banco fuese capaz de hacer con sus ahorros, o sea mediocridad o incluso pasividad.

Hoy cualquier pequeño ahorrador con inquietudes bursátiles opera a través de internet pagando comisiones mucho más reducidas y sin nadie que intente venderles el pescado del día. Esto nos podría llevar a pensar que es perjudicial para todos aquellos que no sean expertos en la materia, pero existen más beneficios que perjuicios. Quien quiere asesoramiento, información y opiniones las encuentra en multitud de publicaciones tradicionales, pero sobre todo en webs y blogs financieros. Aquí debo decir que el hecho de asesorarse en CincoDías o Expansión por ejemplo, no mejora necesariamente las garantías de éxito respecto a otras lecturas de blogs diversos. Tanto los canales financieros tradicionales como los de mayor diversidad y menor difusión pueden dar pautas excelentes y también aberrantes. En definitiva, como la vida misma.


Esta forma autodidacta y libre de formarse, informarse y deformarse donde a uno le dé la gana para invertir a través de donde quiera en lo que le plazca es un crowdsourcing interesantísimo. El mismo inversor potencial que recibe información, formación y deformación de cualquier sitio o canal, se convierte al cabo de poco tiempo también en emisor de su propia experiencia. Emite a su vez información, formación y deformación como uno más y pasa a ampliar la oferta que tendrá a un tiro de clic cualquier otro potencial inversor, que se envalentonará leyendo experiencias de inexpertos con los que se sentirá identificado y arropado para salir al mercado.

Algunos dirán que es peligros y temerario. Que no se debe intentar ser autodidacta y que siempre se debe ir de la mano de un "experto" para invertir en bolsa. Alguien que sepa mucho y que le diga dónde va a ganar y dónde va a perder, a cambio de una parte de sus beneficios y de sus pérdidas, claro. Aunque bien pensado, si supiera dónde se gana y dónde se pierde, no perdería el tiempo aconsejando a otros a cambio de una mísera comisión.

Como ya he dicho, personalmente creo que el beneficio supera los perjuicios. El crowdsourcing puede funcionar muy bien para algunos inversores de bolsa, y creo que es un fenómeno creciente del que debemos sentirnos orgullosos todos. Internet ha hecho más por la Libertad global que muchos acontecimientos históricos relevantes.

Herramientas como los ETFs ayudan a la independencia del crowdsourcing y liberan al pequeño inversor del yugo de los productos financieros caros y dependientes de gestores. Algo parecido a lo que ocurre con Ahorro.com o Selftrade por ejemplo. En definitiva proliferan herramientas para que el pequeño inversor pueda consumir conocimientos bursátiles y arriesgar su dinero de la manera que quiera, con facilidad.

La componente ética de todo esto o los efectos que produce este crowdsourcing inversor global en los mercados de renta variable, es algo mucho más complejo de analizar. Habrá quien considerará que se está popularizando la ludopatía a semejanza de miapuesta.com, otros lo llamarán finanzas al alcance de cualquiera. Como todo en este mundo, es opinable. Quizás sea por mi filantropía casi patológica, pero veo positivo que los pequeños inversores ganen en libertad, aunque muchos pierdan dinero.

La planificación patrimonial y estratégica es otra historia totalmente distinta. Un PGR es una prenda de alta costura que debe confeccionarse de la mano de Counsellors honestos y muy preparados en la materia. Vestidos tan elegantemente y bajo la atenta mirada éstos, vamos a disfrutar del mejor Crowdsourcing.

martes, 24 de julio de 2007

¿Nuestra economía necesita la inmigración?

Vaya por delante que este post no pretende ser más que un apunte para hacer un par de reflexiones acerca de un tema tan complejo como la inmigración y sus efectos sobre nuestra economía. Este flujo descontrolado es un hecho y además las cifras de crecimiento son tan sorprendentemente crecientes como las mismísimas cifras económicas chinas. A mi entender, la inmigración es una forma más del reparto mundial de la riqueza que se realiza de forma involuntaria, nos guste o no a los habitantes del primer mundo. Tampoco pretendemos juzgar la conveniencia o inconveniencia del actual flujo migratorio que, por otra parte, es inevitable.

Los pobres huyen de sus países para beneficiarse del bienestar existente en otros lugares del planeta. Hasta aquí comprensible y además de difícil control dada la globalización existente también en lo referente a demografía. Si además la recepción de dicha población beneficiase a la economía desarrollada se cerraría un efecto cluster de sinergias positivas. Es decir, no sólo se tendería a igualar las diferencias económicas entre países, mediante los cashflows que siempre van de país rico a país pobre en forma de sueldos enviados a las familias que quedaron en origen, sino que también hay quien sostiene la teoría de que la incorporación de mano de obra barata ayuda al crecimiento del primer mundo. Efectivamente muchos economistas políticamente correctos nos quieren convencer de que gracias a esta masa de población procedente del tercer mundo nuestro sistema de cotización a la Seguridad Social puede ingresar lo suficiente, se cubren puestos de trabajo de baja remuneración que los nativos no querrían cubrir, etc.

Personalmente veo las cosas de distinta manera y estoy, modestamente, más en la linea del Doctor en Economía por la Universidad de Harvard Xavier Sala i Martín. Según este eminente sabio de nuestro tiempo la incorporación masiva de mano de obra barata al primer mundo provoca diversas problemáticas estrictamente económicas, entre ellas el freno en el avance tecnológico. Sin ir más lejos, muchos municipios españoles prefieren volver a contratar brigadas de inmigrantes para barrer las calles que seguir adquiriendo vehículos especiales que realizan esta labor de barrido y limpieza de cunetas, bordillos y aceras metropolitanas. Es significativamente más barato contratar equipos humanos de barrenderos a los que tan sólo hay que pagarles una primitiva escoba y un sueldo miserable, que financiar vehículos ultramodernos que realicen el mismo trabajo con un sólo operario cualificado. Sin duda estamos ante una regresión tecnológica peligrosa que disminuye, a su vez, la facturación de empresas como la del ejemplo que comercializa dichos vehículos y por lo tanto frena su I+D. Encontraríamos multitud de casos y sectores diversos de regresión en el avance tecnológico para volver a la contratación humana con sueldos que sólo permiten malvivir hacinados en pisos patera. No obstante lo que a nuestros ojos es inaceptable, supone una mejora de las condiciones de vida de las que huyeron en origen y que les permite enviar ayudas vitales a sus familias.

Hay quien alega que los puestos de trabajo con baja remuneración no los querría cubrir la población autóctona y quedarían desiertos, con la consiguiente precariedad en algunos servicios comunitarios. Craso error. Simplemente los empresarios o el Estado se verían obligados a aumentar dichas remuneraciones hasta hacer atractivos para los nativos dichos puestos de trabajo. Como siempre la eficiencia del mercado de oferta y demanda regularía nuestra realidad cotidiana. Lo que está claro es que los puestos de trabajo no quedarían vacantes, simplemente la remuneración se ajustaría de forma adecuada al nivel de vida de nuestra sociedad.

En cuanto al beneficio para las arcas de nuestra Seguridad Social mediante las cotizaciones de los inmigrantes, es muy probable que a medio plazo resulte deficitario respecto al gasto sanitario que dicho sector de población genera.

Podríamos hacer otras consideraciones no económicas como el drástico descenso del nivel académico medio de nuestras escuelas públicas debido a la incorporación de niños y niñas con serias dificultades de lenguaje y/o que jamás habían sido escolarizados. O que la precariedad económica en la que se ve inmersa una parte de dicha población inmigrante los conduce inevitablemente a delinquir, con el consiguiente aumento de la inseguridad ciudadana en los países receptores de más inmigración. Pero esos serían perjuicios sociales y no estrictamente económicos.

No quisiera de ningún modo que este post diese una imagen xenófoba o racista, ni siquiera clasista, ya que nada está más lejos de mi idiosincrasia. De hecho considero que si analizamos la problemática de la pobreza desde un punto de vista global, no sólo es justo que los países ricos frenen su crecimiento en beneficio de los países del tercer mundo, sino que también es solidario y éticamente necesario. Un sensible empobrecimiento de occidente en forma de reparto de riqueza hacia el tercer mundo sería, cuando menos, algo justo, aunque intuyo que quizás sería peligroso para el crecimiento global. Pero si hacemos un análisis desde un punto de vista egoísta y mirando tan sólo por los intereses del mundo occidental, la inmigración masiva es claramente perjudicial para el mantenimiento del bienestar y crecimiento económico existente.

Estamos hablando de hechos que la corrección política pretende distorsionar maquillando los efectos negativos de la inmigración en el sistema económico de los países desarrollados. Quizás sea porque los inmigrantes son votos potenciales o porque simplemente intentar ir contra esta tendencia es como poner puertas al campo.

Pero los hechos y cifras económicas dan la razón a las tesis del eminente Xavier Sala i Martín. El autor de Economic Growth no sólo es una autoridad económica en la Universidad de Columbia, en el mismísimo Manhattan, donde imparte algunas de sus clases sino que también conoce perfectamente la problemática del tercer mundo. No en balde es el fundador y director de la Fundación Umbele, con una ejemplar estructura administrativa. Vaya desde aquí mi admiración por su trayectoria profesional y filantrópica.


Si somos capaces de tener una visión más global y solidaria de la economía del planeta no nos sentiremos tan agredidos por el ascenso masivo de inmigración ni por los daños colaterales que causa. Pero reconozco que no es tarea fácil y confieso que mis hijos de primaria van a una escuela privada.

jueves, 19 de julio de 2007

Warren Buffett en su mejor momento. Lecciones para pobres y ricos.

Warren Buffett, un ejemplo para muchos en casi todo, comentó en su último Berkshire Hathaway Annual Meeting lo que yo llamaría el estado de la nación. Este meeting convertido en show donde los haya, congregó a más de 27.000 personas, y en él se trataron gran cantidad de temas como por ejemplo: Resultados del primer cuarto 2007, comentarios sobre Berkshire Hathaway en general, comentarios sobre compañías financieras y riesgos del sistema financiero, comentarios en materia económica y de negocios, consejos de inversión y consejos sobre la vida y otros. En cada uno de estos apartados se trataron temas tan interesantes como diversos, con la profundidad que permite un evento de estas dimensiones y con el buen humor que sus protagonistas le imprimen para que un meeting corporativo sea interrumpido por carcajadas del público de forma regular a lo largo de todo el show. ¿Qué mejor manera de tratar anualmente la marcha de un imperio ejemplar que disfrutando de lo que en otros lares sería una soporífera sesión de cifras, corbatas y gominas impersonales?

Me gustaría hacer incapié en lo que comentó el Sr. Buffett respecto a su macro-donación del 85% de su fortuna:
Buffett: I always felt I would compound money at a rate higher than average and it would have been foolish to give away a significant portion of my capital, which would have been spent within months. I thought my wife would be doing it [giving my fortune away], but that didn’t work out.

When my wife and I had a baby, we hired an obstetrician – I didn’t try to do it myself. When my tooth hurts, I don’t turn to Charlie. Similarly, when it comes to giving money away sensibly, I let people who are smart, energetic and passionate do it. I want to give the claim checks to someone who can follow generally what I would do myself if I were to do it myself.

For the smaller grant requests, I send them to my sister Doris, who likes to handle them.

As far as I’m concerned, I haven’t given up anything. Someone who gives up an evening out or a lot of time or a trip to Disneyland because they donated to a church or whatever, they have given away something. I haven’t changed my life. I can’t eat any better or sleep any better, so I haven’t really given up anything.

Como comentaba al principio, ejemplar. Un hombre todopoderoso que delega en especialistas de todo tipo para que gestionen su voluntad de la forma más porfesionalizada. No olvidemos que estamos hablando de un personaje self-made de una generación de businessmen que crecieron sin pasar por los conductos académicos por los que pasan las presentes generaciones: MBA, postgrados de todo tipo, etc. Aún más meritoria su capacidad de delegación.
Munger: We have no system for estimating the correct value of all businesses. We put almost all in the “too hard” pile and sift through a few easy ones.

Buffett: We know how to recognize and step over one-foot bars and recognize and avoid seven-foot bars.
Es envidiable la humildad de uno de los hombres más poderoso del planeta. Su capacidad de reconocer los riesgos asumibles le ha hecho grande.
Munger: When you’re trying to determine intrinsic value and margin of safety, there’s no one easy method that can simply be mechanically applied by a computer that will make someone who pushes the buttons rich. You have to apply a lot of models. I don’t think you can become a great investor rapidly, no more than you can become a bone-tumor pathologist quickly.

Buffett: Let’s say you decide you want to buy a farm and you make calculations that you can make $70/acre as the owner. How much will you pay [per acre for that farm]? Do you assume agriculture will get better so you can increase yields? Do you assume prices will go up? You might decide you wanted a 7% return, so you’d pay $1,000/acre. If it’s for sale at $800, you buy, but if it’s at $1,200, you don’t.

Buffett: If you’re going to buy a farm, you’d say, “I bought it to earn $X growing soybeans.” It wouldn’t be based on what you saw on TV or what a friend said. It’s the same with stocks. Take out a yellow pad and say, “If I’m going to buy GM at $30, it has 600 million shares, so I’m paying $18 billion,” and answer the question, why? If you can’t answer that, you’re not subjecting it to business tests.
La simplicidad de análisis es clara, lo verdaderamente difícil es su aplicación rigurosa cuando se trata de poner en riesgo nuestro dinero y de gestionar nuestras ilusiones y aversiones por una determinada inversión. Cuando realizamos pruebas sobre el papel, sin arriesgar verdaderamente nuestros activos, las cosas cambian, todo se vuelve más diáfano y fácil. Pero como dijo en este mismo meeting el maestro Buffett:
I think you should read everything you can. In my case, by the age of 10, I’d read every book in the Omaha public library about investing, some twice. You need to fill your mind with various competing thoughts and decide which make sense. Then you have to jump in the water – take a small amount of money and do it yourself. Investing on paper is like reading a romance novel vs. doing something else (risas). You’ll soon find out whether you like it. The earlier you start, the better.
En este punto debo decir que considero temerario para la capacidad de la mayoría de la población estos consejos. Principalmente porque hay muy pocos Warren en este mundo, pero también porque cuando se tiró a la piscina con su pequeña cantidad de dinero, el escenario de los mercados era muy diferente e infinitamente menos especulativo. Pero es lógico que él siga explicando cuál fue el sistema que le condujo al éxito, aunque no por ello debe ser susceptible de aplicación a nuestro presente ni a nosotros mismos.

Buffett es ejemplar en el método que ha creado escuela, en el mantenimiento y constante crecimiento de su fortuna y, para mi lo que le hace realmente Grande, en la donación de 37.400 millones de $. De estos, 31.000 millones de $ han ido a parar a la Bill & Melinda Gates Foundation y 6.400 millones de $ a diversas organizaciones. Además hace constantes referencias a que espera que su donación inspire a otras grandes fortunas a hacer lo mismo, entre ellas menciona explícitamente a John D. Rockefeller Senior. Si se extendiera su ejemplo entre las grandes riquezas genracionales del planeta, estaríamos ante el más eficiente reparto de riqueza mundial. Lo dicho, un ejemplo de cómo hacerse rico, pero sobre todo un ejemplo de cómo dar sentido a la vida de los ricos.

sábado, 14 de julio de 2007

La Economía mundial y la teoría del Caos. Filosofía aburrida para los que esperan fórmulas rentables.

Es inherente a la raza humana el intento constante de prever y dominar el futuro, y aún más cuando se trata de anticipar movimientos económicos que puedan beneficiar nuestros bolsillos de homo erectus.

En un sistema financiero mundialmente interrelacionado como el actual donde la eficiencia es una constante garantizada por la propia globalización, han surgido infinidad de estudios, teorías, métodos y fórmulas matemáticas complejas para sistematizar protocolos de inversión que nos hagan ricos. Este fenómeno además va in crescendo, así como su popularización. Hoy en día cualquier inversor de a pie mínimamente avanzado se interesa por aprender algunas técnicas que le permitan superar los conocimientos medios del resto de inversores con la creencia de que sus ingresos crecerán proporcionalmente. Además los profesionales que les venden el acceso a dichas inversiones se han adaptado didácticamente a esta demanda por parte de sus clientes. Está de moda el "inviértaselo Ud. mismo" o el "manual para ganar dinero en las finanzas" y parece aceptado por todo el mundo que un inversor mejor preparado obtendrá mejores rendimientos que uno que no lo esté. Aparentemente aprender la técnica de inversión necesaria es el camino hacia la riqueza. Pero exceptuando honrosísimos casos de grandes gurús de las finanzas, no es así. Y en dichas venerables excepciones la técnica de inversión no es todo, yo añadiría que ni siquiera forma una parte importante de las armas que utilizan dichos exitosos gurús.

No basta con tener un buen conocimiento del análisis técnico ni ser un fundamentalista experto. Tampoco la aplicación de los modelos matemáticos son capaces de adelantar los movimientos de los mercados con la suficiente garantía de éxito, ni siquiera Fibonacci o los fractales. Sería demasiado fácil. Las crisis geopolíticas, las relaciones internacionales, los fundamentalismos religiosos, los avances técnicos energéticos, la ingeniería genética, las estrategias nacionalistas, la infinita especulación de todo tipo y en definitiva un sinfín de variables afectan a la evolución del sistema económico- financiero mundial. Algunos dirán que el secreto está en la combinación de todas estas herramientas para ponderar todas las variables posibles. Sin duda que utilizadas en la exacta medida y con el timing correcto pueden formar un equipo relativamente ganador pero sin olvidar que estamos hablando de un sistema con variables infinitas donde además el análisis inicial ya no puede ser más que aproximado. Además las variables van en constante aumento, por ejemplo la especulación de los mercados de hoy supera abrumadoramente la existente en los años de crecimiento dorado, en los que muchos de los considerados hoy como gurús sentaron sus bases de crecimiento financiero personal. Por lo tanto sus métodos ya no son tan útiles como lo fueron para sus creadores puesto que el escenario actual maneja variables muy distintas. Cambio de escenario constante, una variable imponderable más.

Es mucho más fácil predecir la meteorología en las próximas 48 o 72 horas. Aunque quizás el sistema económico-financiero global sí sea un sistema comparable al de la previsión meteorológica si tratamos de predecir el tiempo que hará más allá de los 10 días. En definitiva podríamos hablar de un sistema de Caos, es decir ni estable ni inestable.

Si concluimos que nuestro sistema financiero global se ve afectado por el famoso efecto mariposa inherente a la propia actividad humana, precisamente por tratarse de un sistema caótico ¿podemos deducir el orden subyacente que ocultan fenómenos aparentemente aleatorios? En teoría sí. Las leyes del comportamiento humano hacen que dicho sistema sea determinista, sensible a las condiciones iniciales y con atractores (leyes de mercado). Ignoro si jamás alguien ha aplicado con rigor las fórmulas matemáticas precisas que permiten estudiar el Caos a la predicción de los mercados del sistema económico mundial. Obviamente se ha intentado, pero me temo que no son más que palos de ciego. Quizás el exponente de Hurst, el mayor de Lyapunov o la complejidad relativa de Lempel-Ziv y la entropía informática para conocer el grado de desorden de los datos podrían arrojar algo de luz a la previsión de la economía mundial. O no. Pero si fuera así quizás esta luz para ordenar nuestro caos financiero tampoco nos sirviera para hacernos ricos, puesto que nuestra riqueza no tiene sentido lamentablemente en un entorno de opulencia global generalizada, al menos yo no lo concibo. Estoy convencido de que si algún día se consiguiera un método de análisis lo suficientemente potente como para prever los movimientos económicos, la eficiencia de los mercados seguiría luchando contra el caos previsible.
Me sonrío cuando veo inversores que tienen fe ciega hacia sus "especialistas" de confianza con quienes establecen lazos de veneración que alcanzan hasta sus más intimos activos y que no dudan en recomendar a sus amigos como la piedra filosofal de sus economías. Es cierto que durante los periodos en que los mercados se comportan de acuerdo a las escasas variables contemplables por estos expertos, consiguen beneficios que superan los benchmarks, pero tan sólo hay que esperar a que el caos estornude para que la neumonía se apodere de los activos de los clientes de dichos gestores. Es cuestión de tiempo que el perjuicio de las variables no ponderadas por el inversor se produzcan, ya que nuestros activos a invertir son más que finitos. Para que os hagáis una idea, algo parecido a lo que hace fracasar la popular martingala de la ruleta solo que con muchísimas más variables.

Aún así podemos aspirar a progresar financieramente en nuestras inversiones a lo largo de nuestras vidas, aunque sin garantías de éxito, por supuesto: Estrategia adaptada a nuestras necesidades personales, toda la técnica a nuestro alcance, asunción de todas las variables que nos sea posible, gestión ejemplar del riesgo (os recomiendo leer a Rebuzner), prudencia y mucha humildad. Si además somos ágiles en la adaptación en cada momento de todo lo anterior al escenario global del presente, tan sólo quedaremos a merced de los imponderables, Caos o también llamado azar. ¿O quizás llamamos azar a aquello que todavía no somos capaces de prever pero que es intrínsecamente previsible?

Lamentablemente el inversor de a pie seguirá confiando en gestores encorbatados que manejan indescifrables herramientas que les van a hacer ricos (sic), pero que siguen en sus puestos de trabajo intentando fracasar lo menos posible incluso con sus propios activos personales. A veces incluso lo consiguen y tan sólo se arruinan cíclicamente a la par que sus clientes. El éxito lo alcanzarán aquellos cuyo ciclo vital no se prolongue lo suficiente como para que una crisis, crack o imponderable afecte fatalmente a su estrategia ganadora dentro del Sistema. A pesar de todo ¿quién dijo miedo? Dólar-Euro a 1,65, ciclos bajistas bursátiles en cuanto se alcancen estos niveles, rallies de tipos de interés generalizados, yuan por las nubes.... rien ne va plus. Siempre nos quedará el Caos al que aferrarnos.

sábado, 7 de julio de 2007

La cultura del Pelotazo y el Pixie Dust.

Un buen número de habitantes de este país, me atrevería a decir que la mayoría, pasan sus mejores años de productividad esperando la oportunidad para realizar el pelotazo de sus vidas. Algunos incluso aspiran a realizar más de uno. ¿Por qué iba a ser difícil si a su alrededor pueden ver a diario casos de todo tipo? Así que optan por vegetar en sus puestos de trabajo a la busca y captura de alguna inversión puntual y definitivamente espectacular que les saque de la mediocridad y los coloque directamente en la opulencia. O lo que es peor, esperan varias inversiones de menor rango repetidas lo suficiente como para obtener el mismo resultado. ¿Para qué romperse los cuernos en crear una empresa propia o intentar progresar en sus puestos de trabajo por un simple ascenso que, además de generarles mayor responsabilidad, tan sólo les permitirá, a corto plazo, ir de vacaciones a unos minutos de avión más allá con todo incluido?

Sin embargo, aunque a muchos les parezca extraño, en otros lugares del planeta la clase media aspira a ser media-alta a lo largo de varias décadas. Pretenden ser propietarios de negocio estable o trabajar duro y productivamente como asalariados para ir escalando puestos de trabajo en diversas empresas (o la misma) con condiciones ligeramente mejores. Así, con merecida suerte, es probable que lleguen a la cuarentena con una capacidad de ahorro suficiente para alcanzar el fin de mes sin sobresaltos y una planificación del retiro privado coherente con su trayectoria laboral a lo largo de sus vidas. Por supuesto esto exige una cierta capacidad y un notable sacrificio que disminuye si uno logra disfrutar con lo que hace. Una independencia financiera digna a la edad del retiro es la finalidad de la progresión a lo largo de sus vidas laborales. Por ejemplo en EE.UU. existen grandes empresas especializadas en la organización del mejor retiro de ejecutivos y trabajadores de cierta edad y nivel.

Quizás a algunos pocos les parezca un escenario inalcanzable, pero no lo es para una mayoría de clase media con capacidades medias. A otros muchos tal vez les resulte un horizonte vital triste, mediocre o poco ambicioso, pero recordemos que nos estamos refiriendo a las perspectivas de futuro de la mayoría de nuestra clase trabajadora media con aspiraciones a media-alta. Pienso sinceramente que, para todos ellos, aspirar al bienestar financiero en la jubilación no es ni triste ni poco ambicioso, sino un éxito por el que hay que trabajar duro durante toda la vida. Sin olvidar que hay que disfrutar el camino, por supuesto, pero lamentablemente la vida es así de difícil para la mayoría de nosotros, aunque para algunos lo es todavía mucho más, obviamente.

Curiosamente, en España hay muchas personas jóvenes que tienen otros planes para su futuro financiero: Hacerse ricos antes de los 35 o 40. ¿Es posible? Claro que sí, pero también improbable. Por eso, si dedicamos nuestros años de juventud con mayor capacidad productiva, digamos entre los 25 y los 40, sólo a buscar la oportunidad de hacernos ricos y descuidamos nuestra progresión paulatina, estamos dejando nuestro futuro en manos de una oportunidad que probablemente jamás llegue. Y aunque así sea, probablemente no seamos capaces de reconocerla. Mientras vivamos esperando ese pelotazo nuestra progresión será plana en el mejor de los casos, ya que nuestras esperanzas y energías no se centrarán en nuestra labor diaria o profesión. Progresar paulatinamente en nuestra actividad laboral no significa ignorar las oportunidades que puedan presentarse, sino preparar el futuro a largo plazo por si esa oportunidad dorada jamás se realiza, tal y como mandan las leyes de la probabilidad.Pero hay quien prefiere pasar su juventud y primeros años de madurez a medio gas, soñando en cuentos de hadas y despreciando las oportunidades de progresar en el trabajo, aunque sea mínimamente. Esperando tan sólo el fin de la jornada laboral, la llegada de las vacaciones y un puesto de trabajo menos duro y con menos responsabilidad, y en consecuencia probablemente menos productivo. Con más tiempo libre para gastar el dinero que no se tiene y lamentarse de ello constantemente. Esto no sólo les lleva a la ruina sistemática sino también a la infelicidad crónica. Lamentarse de la injusticia suele ser poco práctico. Quizás este comportamiento alarmantemente generalizado en nuestra sociedad también guarde cierta relación con el sindrome de Peter Pan, aunque agravado por una incitación al consumo constante.

Sin embargo soñar en cuentos de hadas como los de Disneylandia es muy positivo si se tienen claras las posibilidades de éxito y en qué consisten cada uno de los ingredientes de la fórmula mágica del Sr. Walter Disney para hacer realidad los sueños: "Faith, Trust & Pixie Dust". La fe en nuestras posibilidades y creer en lo que estamos haciendo son premisas lógicas que a nadie se le deben escapar. Pero para tener alguna posibilidad de hacer nuestros sueños financieros o laborales realidad, el pixie dust no nos caerá del cielo ni de la mano de Campanilla, lo debemos aportar nosotros en forma de dedicación, trabajo duro, inteligencia, capacidad y en definitiva todas las virtudes necesarias aunque no suficientes para el éxito. A diferencia de lo que sucede en los cuentos, el pixie dust de Peter Pan y su fiel amiga Campanilla, habrá que crearlo con esfuerzo. Sólo entonces la fórmula tiene posibilidades, que no garantías, de éxito. Por todo ello, y sobre todo por la incertidumbre del final, lo vital será disfrutar el camino, es decir las paulatinas mejoras laborales que conseguiremos con el paso de las décadas. La felicidad de los nuestros la podemos encontrar de diversas maneras, pero quizás la más coherente con la realidad económica que vivimos sea encontrarla en el bienestar y seguridad conseguida a través del tiempo. Si desvinculamos nuestra felicidad del trabajo, va a ser muy difícil alcanzarla. Lamentablemente nuestra sociedad está basada en el trabajo y la producción, por lo tanto ser felices al margen de ello es una tarea casi imposible de lograr. Además la infelicidad en el trabajo nos hace más difícil la progresión económica, creándose así un efecto cluster negativo.

La búsqueda del pelotazo no sólo nos aparta del camino de la progresión sino que pone en grave peligro nuestra precaria estabilidad presente, ya que habitualmente para apostar por un pelotazo hay que invertir lo que no se tiene, asumiendo riesgos temerarios. Si sale bien la primera vez, será cuestión de tiempo ya que la gestión incorrecta del riesgo acaba poniendo las cosas en su sitio a medio plazo. En un escenario en que con toda probabilidad jamás conseguiremos el pelotazo soñado, y en que el Estado no podrá mantener nuestras pensiones. ¿Qué alternativas nos quedan si no queremos vivir al margen del sistema? Imaginación al poder, espero vuestros comentarios.

lunes, 2 de julio de 2007

Cree su propio futuro


" Se hará tan pequeño como el deseo que lo controle, tan grande como la aspiración que lo domine " James Allen.

Parece ser que nos convertimos en lo que pensamos la mayor parte del tiempo y ¿qué piensan los líderes? en el futuro, a dónde van y qué pueden hacer para llegar hasta allí.

El resto se preocupa del presente o del pasado, en los placeres y problemas del momento, por lo que ya no se puede cambiar.

Para una correcta planificación estratégica personal hay que empezar por una visión de nuestra vida a largo plazo. De ahí la importancia de soñar, de imaginar cómo será nuestro futuro, de lo que haremos para conseguirlo.


Pero claro, para llegar a algún lado, primero hay que saber a dónde queremos llegar, fijarnos objetivos, pero siempre siendo fieles a nosotros mismos, a lo que nos gusta, porque la felicidad, al fin y al cabo, está en el camino.

Pasar a la acción, ponerse en marcha y seguir en marcha es, quizás, lo más difícil. Hay que ser perseverante. Sin embargo, para conseguir un resultado diferente a los obtenidos hasta ahora, hay que llevar a cabo acciones diferentes. La rutina diaria, las obligaciones personales, el cansancio...todo eso nos impide comenzar aquello que sabemos que hace falta para conseguir esos sueños y por supuesto, perseverar en nuestros objetivos.

Para ser perseverante hay que estar motivado, la cuestión es ¿cómo no rendirse ante los problemas y continuar avanzando? no perdiendo de vista en ningún momento el resultado que esperamos y que hace que valga la pena seguir luchando. Pero eso es más fácil de decir que de hacer, es algo que cada uno debe encontrar dentro de si mismo.

domingo, 1 de julio de 2007

El Ferrari, diésel. El zumo de naranja, natural. Y el Euribor, +0,30.

Ayer leí las declaraciones de un directivo de una entidad financiera en las que presumía de ofrecer hipotecas para su clientes de tan sólo (sic) un Euribor +0,33. Las hay más baratas y más caras, pero me sublevan las reflexiones que suelen perpetrar al respecto los vendedores de dinero o Bancos; y los top manta de la usura o reunificadores de deudas y credifáciles en general. Éste en concreto venía a decir que estas condiciones favorecían el acceso a los jóvenes con menos ingresos a un piso de propiedad. No aclaró propiedad de quién. Diariamente nos bombardean con slogans como: "Tu casa antes de lo que pensabas", "Bajamos el precio del m2" o "100% de financiación", en cambio pocas referencias al hecho de que necesitas una vida y media para pagar tu apartamento. Incluso te prestan el importe de la entrada durante 3 años para que puedas comprar sobre plano. Todo este amasijo de anzuelos y trampas infernales se presentan bajo la corrección política de la intención de "hacer accesible la vivienda a nuestros jóvenes". De juzgado de guardia.

Pero hoy quiero hablaros de las hipotecas con interés variable: ¿Es que nadie se da cuenta de que el problema no está en el diferencial del +0,33? El problema está en el Euribor en sí y en la mayor precariedad laboral que se avecina. Hace tan sólo 15 años el tipo de interés lo teníamos al 10,40%. Hipotecofílicos del mundo, recalculad aunque sea mentalmente lo que eso supondría en vuestra "estrategia financiera" actual... Bien, ahora el que siga consciente que le añada el diferencial del 0,33 o el que haya sido capaz de negociar hábilmente.

Quizás no alcancemos los niveles de tipos de Barcelona '92 o la Expo de Sevilla, pero ¿quién nos garantiza que el Euribor no se aproximará o incluso superará ese nivel durante la próxima vida y media?

Hipotecarse generacionalmente porque las condiciones conseguidas son baratas hoy en cuanto a interés variable es como comprarse un Ferrari porque es diesel y no va a consumir más de 10, 15 o 20 litros de gasóleo a los 100. Para la inmensa mayoría de los habitantes de este país, comprarse un Ferrari está fuera de su alcance, aunque vaya a ahorrar un pellizco en gasolina 98. Pero las entidades financieras confunden y manipulan sin piedad, para que economías domésticas modestas con sueldos en precario accedan a Ferraris que cavarán su tumba financiera, o que en el mejor de los casos no les dejarán levantar cabeza económica durante el resto de sus vidas a poco que los intereses (o sus condiciones laborales) les estrangulen.

Por lo tanto, exigir que el diferencial del Euribor sea unas centésimas menor, me resulta absurdo cuando el auténtico riesgo se está obviando.

Siempre me sonrío cuando recuerdo una escena de la saga de Torrente en la que Gabino Diego, con la jeringuilla todavía colgando de su vena, pide al camarero que le sirva un zumo de naranja. Y a continuación le exige que sea natural, por aquello de cuidar la salud.