De todos es sabido que ser rico en países con dificultades sociales y económicas es peligroso. De hecho, existen ciudades en grandes Estados como Brasil donde la riqueza debe disimularse y esconderse hasta extremos realmente muy estresantes. Y es comprensible que en ciertos entornos de miseria y apuros sociales, un estilo de vida moderadamente acomodado llame peligrosamente la atención de la población menos favorecida, arriesgando la integridad de los miembros de esas familias adineradas.
Ese es uno de los motivos por el que es cada día más habitual ver como las fortunas e intereses familiares de ciertos lugares del mundo, buscan la deslocalización parcial o total de esos intereses económicos y de calidad de vida personal y familiar. Tanto para las fortunas tradicionales como para las fortunas súbitas de quienes reciben, de la noche a la mañana, un premio de lotería o una herencia importante.
Cuando esos premios de lotería, grandes herencias no esperadas o fortunas empresarias tradicionales se localizan en países con dificultades económicas, sociales y/o políticas (como el caso de algunos de los citados), a menudo la voluntad de los afortunados más lúcidos no sólo es la de proteger a la familia de la delincuencia extendida en su ciudad, sino también la de diversificar su riesgo país en las inversiones. Es decir, que en la mayoría de casos es altamente recomendable canalizar al menos parte de esa fortuna hacia inversiones en países del primer mundo, donde sí existen todo tipo de garantías documentales y de seguridad legal, financiera y política. Incluso muchas familias bendecidas con esas riquezas súbitas emulan a otras muchas que siguen ese mismo camino con sus fortunas ganadas a base del esfuerzo laboral de generaciones enteras, o sea tanto las fortunas súbitas como las familias adineradas tradicionales. Los problemas sociales, de inseguridad ciudadana, la ausencia de garantías legales, documentales o políticas, o simplemente la voluntad de aprovechar las posibilidades de deslocalización financiera y familiar que brinda un patrimonio con cierto volumen, son las poderosas razones que llevan a la decisión de ampliar las miras geopolíticas y económicas para el patrimonio familiar. Muchas de esas familias recurren a empresas de asesoramiento, consultoras y multi family offices para que les ayuden en ese complejo proceso de traslación de inversiones e intereses familiares hacia Europa y el resto del mundo desarrollado.
Efectivamente, no es tarea sencilla instalar total o parcialmente los intereses patrimoniales de una familia a otros países distantes, a pesar de que hablar el mismo idioma facilite mucho el proceso. Y debe hacerse de la mano de empresas especializadas que garanticen la correcta deslocalización total o parcial de esos patrimonios. En esa deslocalización de intereses e inversiones podemos incluir también la consecución de permisos de residencia y pasaportes de la Unión Europea para los miembros de la familia que así lo deseen: Bien sea por motivos de formación de las generaciones más jóvenes, ayudándoles a que se instalen en Europa con el fin de completar sus estudios; o bien simplemente porque la familia entera desea disponer de nacionalidad Española o de cualquier país de la UE. Así pues, lo que resulta una difícil tarea para cualquier inmigrante que aterriza en Europa en busca de trabajo, es algo mucho más factible para una familia adinerada que deslocaliza parcial o totalmente sus intereses económicos y personales con la ayuda de una family office europea especializada. De hecho no sólo asistimos directamente a las familias en ese proceso, sino que algunos de los principales despachos de asesores legales y financieros de Latinoamerica (Latam) también colaboran ya con oficinas de familia españolas y europeas para tratar el traslado de los intereses económicos y familiares de sus clientes con absoluta discreción y rigor profesional.
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