Siguiéndo con el sano ejercicio de releer artículos publicados hace años, hemos encontrado una perla escrita meses antes del estallido de la birbuja de crédito. Cuando todavía nadie ni siquiera se planteaba la posibilidad de que el sistema de dinero traído del futuro y gastado desmesuradamente en el presente fuese insostenible. En aquel entonces, la primavera de 2007, el más tonto se forraba virtualmente en bolsa o en la especulación inmobiliaria. ¿Qué sentido tenía en aquel entonces la relación entre riqueza y producción, si todo el mundo inflacionaba los beneficios con dinero prestado y traído del futuro? Tonto el último.
El tiempo está poniendo las cosas en su sitio y hemos pasado del tonto el último al todos tontos, del primero al último. Debido a la longitud del artículo, escrito el 20 de Abril de 2007, lo publicaremos entre hoy y mañana. Os dejo con "A los 30 es demasiado tarde. O "Endéudate con moderación. Es tu responsabilidad":
Seguramente casi todos podemos estar de acuerdo en que durante nuestras impredecibles vidas debemos intentar acumular unos bienes que nos permitan alcanzar la decadencia con una estabilidad económica digna. Envejecer, enfermar y morir son etapas ineludibles en nuestras vidas. Aunque bien pensado sí que podemos eludir la vejez si morimos jóvenes, e incluso la enfermedad si además lo hacemos accidentalmente. Pero visto lo visto prefiero aferrarme a la esperanza de envejecer y enfermar antes de morir.
Todo ello en un escenario de comodidad financiera se hace más llevadero. Sobre todo por el trato que te dispensará tu entorno si está pendiente de una herencia más o menos sustanciosa. Todos tenemos casos cercanos de personas que han llegado a su decadencia dependiendo de la caridad de otros, ya sean familiares, amigos o el propio Estado. Aunque no sabría decir cuál de estos es menos fiable, me atrevería a establecer los Amigos como la tabla más estable a la que agarrarse si se ha mantenido una trayectoria vital honesta y noble, cosa poco común.
La mayoría se dan cuenta de esta necesidad de previsión económica cuando ya es demasiado tarde. Confían exclusivamente en su capacidad de producir unos ingresos vía sueldo o beneficios que gastan alegremente en la misma proporción que generan, o incluso a mayor ritmo. Los bancos se encargan amablemente de que un individuo pueda consumir bienes ávidamente muy por encima de su capacidad productiva. Incluso por encima de lo que podría producir trabajando con salud hasta los 65 años y siendo mantenido posteriormente por el Estado. Incluso en estas circunstancias ideales jamás podría generar todo lo que los bancos están dispuestos a proporcionarle en plena juventud. El límite del endeudamiento debemos ponerlo nosotros mismos, no las empresas que viven de hipotecar todo nuestro tiempo y productividad multiplicado por 2. Y aún así el endeudamiento moderado debería ser asumido sólo como inversión amortizable y no para la compra de consumibles de ocio. Encontraréis algunas situaciones divertidas en la novela "El vendedor de tiempo" de F. Trías De Bes (http://www.empresaactiva.com), que hacen referencia a la aberración de hipotecar todo el tiempo vital de las personas por un bien aunque sea la propia vivienda.
Es bien cierto que la mayoría de los mortales jamás logran salir del círculo vicioso que supone el vivir al mismo ritmo al que uno es capaz de progresar. Esto les condena a depender de los ingresos generados por su actividad laboral durante toda su vida productiva, y sólo vivir del Estado en la vejez, algo que cada vez es más evidente que no va a sucederles a nuestra generación de cuarentones ni por supuesto a las futuras. Da igual que hablemos de un oficinista con un sueldo de 25.000 eur/año o de un profesional de alto nivel que gane más de 100.000 eur/año. Si viven la vida al límite de sus posibilidades y no preven una acumulación de bienes productivos a lo largo de los años, siempre dependerán de sus trabajos. Y los imprevistos como los problemas laborales, conyugales, enfermedades, etc. los hundirán en miserias de las que no todos tendrán la capacidad de rehacerse. Robert Kiyosaki bautizó este fenómeno de "carrera de ratas" de la que no es fácil salir, en su popular libro "Padre Rico, Padre Pobre". Podéis encontrar más acerca de Kiyosaki en http://richdadclub.es Pero no sólo es importante salir de esta carrera de ratas sino que lo verdaderamente vital para alcanzar el éxito es hacerlo cuanto antes! Por eso titulo esta entrada diciendo que a los 30 es tarde: (continuará mañana)
El tiempo está poniendo las cosas en su sitio y hemos pasado del tonto el último al todos tontos, del primero al último. Debido a la longitud del artículo, escrito el 20 de Abril de 2007, lo publicaremos entre hoy y mañana. Os dejo con "A los 30 es demasiado tarde. O "Endéudate con moderación. Es tu responsabilidad":
Seguramente casi todos podemos estar de acuerdo en que durante nuestras impredecibles vidas debemos intentar acumular unos bienes que nos permitan alcanzar la decadencia con una estabilidad económica digna. Envejecer, enfermar y morir son etapas ineludibles en nuestras vidas. Aunque bien pensado sí que podemos eludir la vejez si morimos jóvenes, e incluso la enfermedad si además lo hacemos accidentalmente. Pero visto lo visto prefiero aferrarme a la esperanza de envejecer y enfermar antes de morir.
La mayoría se dan cuenta de esta necesidad de previsión económica cuando ya es demasiado tarde. Confían exclusivamente en su capacidad de producir unos ingresos vía sueldo o beneficios que gastan alegremente en la misma proporción que generan, o incluso a mayor ritmo. Los bancos se encargan amablemente de que un individuo pueda consumir bienes ávidamente muy por encima de su capacidad productiva. Incluso por encima de lo que podría producir trabajando con salud hasta los 65 años y siendo mantenido posteriormente por el Estado. Incluso en estas circunstancias ideales jamás podría generar todo lo que los bancos están dispuestos a proporcionarle en plena juventud. El límite del endeudamiento debemos ponerlo nosotros mismos, no las empresas que viven de hipotecar todo nuestro tiempo y productividad multiplicado por 2. Y aún así el endeudamiento moderado debería ser asumido sólo como inversión amortizable y no para la compra de consumibles de ocio. Encontraréis algunas situaciones divertidas en la novela "El vendedor de tiempo" de F. Trías De Bes (http://www.empresaactiva.com), que hacen referencia a la aberración de hipotecar todo el tiempo vital de las personas por un bien aunque sea la propia vivienda.
Es bien cierto que la mayoría de los mortales jamás logran salir del círculo vicioso que supone el vivir al mismo ritmo al que uno es capaz de progresar. Esto les condena a depender de los ingresos generados por su actividad laboral durante toda su vida productiva, y sólo vivir del Estado en la vejez, algo que cada vez es más evidente que no va a sucederles a nuestra generación de cuarentones ni por supuesto a las futuras. Da igual que hablemos de un oficinista con un sueldo de 25.000 eur/año o de un profesional de alto nivel que gane más de 100.000 eur/año. Si viven la vida al límite de sus posibilidades y no preven una acumulación de bienes productivos a lo largo de los años, siempre dependerán de sus trabajos. Y los imprevistos como los problemas laborales, conyugales, enfermedades, etc. los hundirán en miserias de las que no todos tendrán la capacidad de rehacerse. Robert Kiyosaki bautizó este fenómeno de "carrera de ratas" de la que no es fácil salir, en su popular libro "Padre Rico, Padre Pobre". Podéis encontrar más acerca de Kiyosaki en http://richdadclub.es Pero no sólo es importante salir de esta carrera de ratas sino que lo verdaderamente vital para alcanzar el éxito es hacerlo cuanto antes! Por eso titulo esta entrada diciendo que a los 30 es tarde: (continuará mañana)
2 comentarios:
Efectivamente.
Esa es la clave empresarial del futuro.
Sólo las empresas que sean capaces de generar cash, sin endeudamiento, sobrevivirán.
Porque ya nos hemos gastado el dinero que teníamos que haber generado estos años.
Trias de Bes ya aconsejaba en 2.004 que era más barato alquilar que comprar, pero pocos le hicimos caso. Saludos:)
No me deprimáis, que yo lo intento pero sigo siendo una rata de esas y tengo 34!
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