lunes, 25 de agosto de 2008

¿A quién llevas en la cordada?

Hace ya unos meses que Edurne Pasaban volvía de hacer cima en su décimo ocho mil, el Dhaulagiri de 8.167 metros situado en el Himalaya nepalí. Edurne ha logrado su objetivo de alcanzar la cima del Dhaulagiri en el tercer intento, después de haber fracasado en los años 1998 y 2001. Su meta es hacer los catorce ochomiles. En esta proeza, como en todas las anteriores, no ha subido sola, ha estado arropada por un grupo de experimentados alpinistas curtidos en las alturas.

Oyéndola hablar sobre el equipo que estuvo con ella en toda la travesía, me hizo ver la similitud de un equipo de cordada con un family office.

Sin éste equipo, Edurne sola no lo hubiera conseguido, aún a pesar de contar con todos los proveedores del material necesario: cuerdas, mochilas, piolets, etc. Los proveedores no están con ella en la montaña, se quedan en sus casas. Ella sola lo hubiera tenido muy difícil para hacer cima en solitario y luego volver aunque le hubieran depositado a su lado toneladas de material. Sin equipo no hubiera conseguido finalizar el durísimo descenso que tuvo que padecer en el K2. Sin equipo no hubiera conseguido un nuevo éxito cuando tuvo que afrontar una subida con vómitos producidos por un alimento en mal estado.

"En ese momento fue cuando sentí más cercano el calor de mis amigos Ferran, Asier e Iván, que me empujaron a mi novena cima", relata Edurne.




No se si será por mi afición a las montañas pero respecto a nuestro patrimonio veo indispensable tener a los mejores unidos a mi cordada y que no me convenzan de usar una cuerda determinada porque tienen comisión del sponsor. En la montaña nos jugamos la vida, pero con nuestro patrimonio nos jugamos la vida de los nuestros y ambas cosas no son para jugar.

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