A nadie se le escapa que en épocas de vacas gordas se crea riqueza. El añorado Estado del Bienestar alcanzado por muchos países del primer mundo, no nos ha llegado de forma infusa, sino que nos lo hemos trabajado entre todos. Es muy cierto, no obstante, que gran parte del primer mundo ha progresado a costa de la regresión del segundo y tercer mundo. Y aunque han habido honrosísimas excepciones en que el crecimiento del primer mundo ha tirado del carro del segundo y tercero, en general ha progresado a costa de otros, incluido del medio ambiente. Sea como sea, por uno u otro motivo, la realidad en la que queremos centrar este artículo es que los PIBs del primer mundo han crecido sin parar desde el siglo pasado.
En este mapa podemos ver los PIBs previstos para el 2015.
Pero este crecimeinto no sólo se ha basado en la capacidad de creación de riqueza del conglomerado M1 (billetes, monedas en circulación y valores líquidos). Es decir, no se ha crecido en base a la riqueza tradicional en circulación. De haber sido así, el crecimiento habría sido mucho más lento, pero a la vez probablemente más sólido. El crecimiento se ha basado también, y sobre todo en el último par de décadas, en el conglomerado M3. Éste incluye el M1 y M2 y dinero creado a base de crédito, depósitos institucionales y a largo plazo, es decir todo aquel que consta como impulso eléctrico y como apunte contable y que no tiene por qué tener contrapartida física o material. Este conglomerado, además ha crecido desmesuradamente en los últimos años. Supera ya en más de 10 veces al M1 y crece (crecía hasta hace pocos meses) a ritmo del 15% anual (es decir +1,5M1/año). Hay que decir que los conglomerados estan vagamente definidos y calculados, de forma que yo no los consideraría una fiable herramienta macroeconómica propiamente dicha. Pero en los tiempos que corren, sin duda, hay que estar muy atentos al comportamiento y evolución del Money Supply.
Precisamente por estar basado este crecimiento también en el M3, la caída será más dura. Es decir, el empobrecimiento o destrucción de riqueza (producción, puestos de trabajo, beneficios, etc.) será más sangrante por el nivel de endeudamiento de la población en general. El Estado del Bienestar reinante en el primer mundo se ha basado también a su vez, y abusivamente, en dinero debido. De esta forma hemos utilizado en el presente dinero a generar en el futuro, tal y como ya comentamos en Back to the Future. Paradoja del Tiempo y del Dinero, y no sólo a causa del abuso de los derivados. Y para ser sinceros, debemos tener presente que una parte del actual Estado del Bienestar también proviene del futuro. O sea que hemos hipotecado nuestro bienestar venidero para optimizar temerariamente el estado de bienestar presente. Por poner un ejemplo de triste actualidad, es como si fabricáramos un litro de combustible alternativo (con el mismo potencial energético de la gasolina), pero para ello tuviéramos un coste muy superior al litro de gasolina. O que, en el colmo de la ineficiencia, para conseguir este litro de combustible alternativo tuviéramos que emplear 2 litros de gasolina, por ejemplo. De modo parecido, nuestro bienestar conseguido en las últimas décadas ha sido peligrosa y tremendamente ineficiente y ha dilapidado bienestar futuro.
En el momento actual de desmoronamiento de crédito y de crisis inmobiliaria y energética, esta combustión desaforada de riqueza futura, agravará las consecuencias de las crisis actuales. Un M3 abultado amplifica los efectos en positivo, lo sabemos bien y nos creímos muy listos en su día. Pero cuidado, también los amplifica en negativo, y hoy nos deberíamos saber muy tontos por ello.
La miseria social que viene, para el primer mundo será tan dura como globalmente merecida. Aunque casi siempre suelen pagar justos por pecadores, los financos abusaron de los inversópatas; pero también los creditores abusaron de hipotecofílicos sin estatus de inversor, que a su vez abusaron de su bienestar ineficiente. Todos tenemos nuestra parte de responsabilidad, a excepción, lógicamente, de las zonas del planeta que ni siquiera tuvieron la capacidad de participar del Sistema y su único afán fue, y es hoy más si cabe, sobrevivir a las hambrunas y las epidemias.
Esta crisis múltiple viene para quedarse, y el futuro no nos salvará. Ya nos lo hemos gastado. ¿Hasta cuando nos hemos gastado el futuro? Esa es sin duda la pregunta del millón. Un millón que, por supuesto, también debemos.
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