Lunes 27 de Agosto del 2007, han pasado ya un par de semanas de las sacudidas mayores en lo que ya se ha popularizado como crisis subprime. Hasta hoy, simples réplicas del seísmo, alta volatilidad, bolsas erráticas y diversas noticias en la misma linea: "Todavía es pronto para conocer el alcance de la crisis hipotecaria", "Hay que seguir la evolución de los mercados", etc. Obviedades enmarcadas en un pesimismo moderado que refleja, en mi opinión, bastante fehacientemente la situación real. Por supuesto ni siquiera entro a valorar las voces sensacionalistas que quieren protagonismo al más puro estilo de un aquihaytomate financiero, que muy bien ha descrito Rebuzner.
Creo que en estos días podríamos ver nuevas sacudidas bruscas del Sistema financiero, y no me estoy refiriendo sólo a la bolsa. Cuando la opinión pública y los mercados se han ya acostumbrado a la nueva situación, se le ha dado un nombre más o menos aceptado por especialistas y neófitos, y parece que podemos bajar la guardia o la alerta en la que hemos vivido en las últimas semanas, habitualmente llega una nueva sacudida. Quizás no sea así y sigamos cicatrizando muy lentamente las heridas provocadas por esta crisis de crédito globalizada, pero me temo que podemos volver a ver situaciones que vuelvan a tensar la cuerda de los bancos centrales mundiales.
Con esto no quiero decir que vayamos hacia una situación caótica o descontrolada que supere la capacidad del Sistema al más puro estilo de los sensacionalistas citados, en absoluto. Simplemente que en épocas de dificultades que previsiblemente van a alargarse en el tiempo, parece como si las malas noticias se dosificaran de forma natural para que todo el Sistema financiero global las pueda ir asumiendo. En este escenario, cuando empezamos a asimilar las nuevas situaciones y a distensionar los músculos que forzaban nuestras expresiones cuando leíamos las noticias económicas, debemos estar preparados para nuevos sobresaltos. No sé si se trata de una Ley universal que dosifica nuestra capacidad de digerir adversidades o simple casualidad, pero en los momentos posteriores a una crisis financiera como la vivida este mes de agosto, parece que: No news, bad news.
Es posible que los movimientos sincopados que podamos sufrir estos próximos días no sean más que réplicas menores del terremoto inicial sufrido, y por lo tanto que no debamos dibujar un escenario distinto al que ya hemos aceptado globalmente. E incluso es posible que ni siquiera suframos réplicas significativas y que la crisis de crédito se vaya diluyendo lenta pero ordenadamente en todo nuestro Sistema. Pero precisamente con la intención de evitar pánicos innecesarios y peligrosos, debemos estar mentalizados para sufrir algunas sorpresas desagradables en los próximos días. Y en lugar de lloriquear o vender el fin de nuestros días a través de los medios de comunicación, sigamos modificando los escenarios necesarios y buscando y encontrando excelentes oportunidades de inversión. Bad news, good opportunities.
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