Esta claro que la decisión política, acertada o no el tiempo lo dirá, es la de tapar agujeros y comprar activos tóxicos para salvar la solvencia del sistema. La evolución de dicha decisión tomada bajo la presión del colapso y del pánico, parece que está siendo la inyección de dinero vía ampliaciones de capital en balances cuyos agujeros los convierten en mallas. Bueno, está claro que sólo se interviene en aquellos casos en los que la inminente quiebra sea causa de perjuicios directos o indirectos inasumibles globalmente. O sea que las empresas cuya onda expansiva no tenga la capacidad de hacer estremecer cimientos realmente esenciales, caerán estrepitosamente. Y las autoridades presenciarán afligidos el entierro vikingo, pero sin usar los ya maltrechos fondos públicos. Sólo cuando sea estríctamente imprescindible se socializarán las pérdidas (eufemismo donde los haya) y también los robos, es decir cuando el rescate se convierta en una cuestión de Estado más o menos globalizado.
Pero atención, porque ese Riesgo es tal sólo si mantenemos las reglas del juego. Es decir si los conglomerados (M1, M2 y M3) siguen siendo los que eran. Como ya vimos en estos cuatro artículos anteriores, la burbuja de crédito no ha venido acompañada de un aumento del conglomerado M1 (billetes, monedas en circulación y valores líquidos) proporcional. Y está claro que la capacidad de los Estados de sostener déficit público es finita, mientras que los saneamientos contables en un periodo de depresión como el actual parecen un verdadero océano cuasi infinito. Por ello, parece inevitable que se incremente muchísimo el M1, pero no ligado al crecimiento económico sino fabricado para cubrir las necesidades públicas de compra de Riesgo.
Parafraseando a nuestro entrañable D. Leopoldo Abadía, al que desde aquí le mando un saludo, cuando habló de dónde estaba el dinero del crédito en circulación, diríamos lo mismo: El Riesgo estará "Missing".
Lo que está claro es que no debemos sufrir porque el Riesgo que están comprando los Estados se transforme en perjuicio monetario que quiebre países con capacidad de manipular conglomerados. En función de dicho riesgo crecerá el conglomerado M1. Y en función de dicho crecimiento de M1... ahí ya veremos.
Llegados a este punto podríamos decir que en realidad los Estados ni siquiera van a comprar Riesgo, sino que van a tener que repartirse cuotas de adquisición de riesgo que van a transformar proporcionalmente y de forma coordinada en cuotas de incremento de M1. No quiero ni pensar que se pueda llegar a traficar con ello, como se hace con las cuotas de emisiones de CO2, y espero que no vayamos a crear un Mercado también de nuestras miserias cuando de nuestra supervivencia se trata. Algunos dirán que la inflación se apoderará de un escenario donde se incremente el M1, pero no olvidemos que todo esto se producirá para tapar agujeros creados en parte por el abuso sostenido y desproporcionado del M3 desligado al M1, en un entorno recesivo y de una depresión que quizás pueda superar a la de hace 80 años. Al menos yo no lo tengo tan claro y creo que un escenario así es difícilmente comparable con nada anterior a la globalización y a esta multicrisis.
¿Cuánto vale el Riesgo?... ¿Y si lo compramos entre todos?...
¿El reequilibrio después de todo ello? Desde luego imprevisible.
Creo Dani, que casi que con el "little picture" viviré más feliz, ¿no?
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