jueves, 26 de febrero de 2009

Boquerones Fritos (V)

A continuación os pego otro comentario que a nuestro juicio merece la visibilidad de un artículo, para que todos los lectores puedan discutirlo y debatirlo. A diferencia de los anteriores, éste lo firma Francisco. Me parece de un muy buen estilo, independientemente de que pueda estar o no de acuerdo con su contenido. Espero que os guste y añadiré mi comentario a los vuestros:
Una oreja a la que contar ideas absurdas. Ya he comentado alguna vez que me gustan tus/vuestros post, excepto cuando pretenden elevar a categoría anécdotas referidas a experiencias personales relacionadas con vuestra actividad. Desde luego me gustan más o menos en la medida del grado de coincidencia con mi forma de ver las cosas, frecuentemente notable y que, mala suerte, me anima a escribirte. No tengo a nadie con quien charlar sobre "inquietudes y pensamientos vagabundos" así que te tomo como paño, no de lágrimas sino de pensamientos sin trascendencia o valor. Sí, un poco aburrido y falto de opciones de ocio, tanto como para dirigirme en estos términos contra un documento html de dudoso gusto estético (es broma, es muy chulo).

Yendo al grano, pido (educadamente, nada de exigencias) tu opinión sobre una idea que no me puedo quitar de la cabeza. Este credit crunch y todo lo que le acompaña y acompañará tiene causa, según el consenso del mercado, en los banqueros, que son muy egoistas, avariciosos y tan tontos como para preocuparse exclusivamente por quién tiene el Lear más grande. Unos chimpancés con escopetas cargadas. También tienen mucha culpa los banqueros centrales, que son mucho más listos que las acémilas de los bancos privados, pero que guiados por su dogmatismo liberal han hecho dejación de sus mandatos regulatorios y de supervisión. Y como una construcción sólida no se sostiene sin al menos tres patas, la sociedad, o una parte relevante de ella, cuyo infantilismo e irresponsabilidad les ha llevado a asumir compromisos financieros que les permitieran satisfacer sus caprichos consumistas sin contar con auténtica capacidad para hacerlo. Mira como les echan la culpa:



Habiendo sucedido todo ello, yo no me lo creo. Nada de lo anterior es un accidente, no es el resultado de un cataclismo. Muchos observadores sagaces avanzaron la deriva de los acontecimientos por llegar, los que ahora comentamos. Bueno, mira el caso de Marx (he empezado a leer, de verdad, El Capital. Luego vendrá el Quijote).

Alguien está dirigiendo ésto, aquí hay un plan de largo recorrido. ¿Que es absurdo? Sí. ¿Que es la única explicación lógica? También. Esta situación es provocada, no es posible tanta estulticia y abandono de las más elementales reglas, aquéllas que han sido observadas religiosamente durante 150 años de desarrollo del capitalismo. Y de repente, en los diez últimos años, hey, a calzón quitado vamos a meternos una pasada homérica que merezca ser contada. Luego veremos qué sucede. Aquí se han quemado etapas a lo bestia, se ha forzado el sistema muy por encima de sus posibilidades, se ha quemado a propósito. Y sólo se me ocurre una causa para hacer eso: la perentoria necesidad de cambiar un modelo basado en el consumo de unos hidrocarburos que se agotan. Un cambio así no se puede hacer en un sistema más o menos operativo que progresa a velocidad de crucero. Los individuos sólo cambian sus hábitos si no tiene más remedio, si perciben la necesidad de alterarlos para sobrevivir. Y me parece a mí que en esas estamos, toca el palo para reeducarnos. ¿Quién nos está breando con él? Pues supongo que gente como Rex Tillerson y sus señoritos. No sé, probablemente son memeces sin sentido, siento haberte metido semejante turre, no era mi intención, pero me lié. Si llegas a leerlo, y te quedan ganas, cuéntame. Y si no, no pasa nada, la parte que me importaba ya esta cumplida. Mucho mejor.

Gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy perspicaz; si quieres saber más, busca cualquier cosa sobre las reuniones anuales del CLUB BILDERBERG. Gente como Daniel Estulin y Jim Tucker lo cuentan muy bien